viernes, 19 de junio de 2009

Resplandores de una mente insana

Tirado desde mi cama, ya bien tarde
un pequeño eco dio en mis oidos.
Tan incomodo como perezoso,
me movi suavemente tapando a uno de ellos.
Al tiempo, ese mismo eco volvio a aparecer.

Ya molesto, y sin ganas de levantarme, me volvi a acomodar.
Pero el pequeño sonido golpeó nuevamente.
Aunque fuera debil, para mi se escuchaba como rugido,
porque tenia melodia de reclamo y reflexión.

El eco se hizo grito.
El grito fue desesperado.

La semana pasada no quise ver a nadie,
y no quise que nadie me vea.
No se quien se habría acordado de mi,
ni quien me estaría llamando,
lo cierto es que no estaba para nadie.

Aunque tambien es cierto que no me gustaria dejar al mundo sin luz y sin calor,
entonces, me levante a ver quien estaba llamando.

No se quedo por mucho tiempo, pero me agrado que haya pasado por aca;
era fuerte de raiz, por eso me convencio de volver al ruedo.




















Alejandro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario